martes, 1 de octubre de 2013

Los sonidos del silencio



La he escuchado multiples veces, y poniendo como fuente diversos dioses,  la he recordado muchas veces más cuando he perdido una buena oportunidad de quedarme callado, de  no juzgar a nadie, de que mi opinión no dañara a los demás, de preferir a veces tener razón en vez de preferir ser feliz….
La primera vez la escuché de boca de un chaval no mucho mayor que Yo entonces, estaba de viaje por Marruecos con unos amigos haciendo lo que nunca tendríamos que dejar de  hacer, de estar en el Mundo de la mejor manera que se puede estar, haciendo el ganso, siendo felices y despreocupados.
Nos soltaron en medio en el Sahara para que viéramos las  dunas, espectacular, íbamos disfrazados todos de beduinos con chilabas y pañuelos azules, riendo…en cuanto bajamos del autobús nos tomaron al asalto los vendedores que esperaban a los turistas, nada nuevo, todos excepto uno, este se quedo retrasado y increíblemente callado entre el ruido que formaban los vendedores de souvenirs y el ruido de nuestro buen humor.
Era joven como nosotros y tenia atado un zorro del desierto, como mascota que ofrecía para que quien quisiera se hiciera una foto con él.  Siempre me han gustado los animales, y por instinto me acerqué a acariciar al animal, no recuerdo si me hice la foto o no, no recuerdo que pinta tenía, sólo recuerdo que cuando le pregunté por que estaba tan callado, por que no salía en busca de clientes me respondió:
“Alá nos dio dos orejas para escuchar el doble, dos ojos para ver el doble y una sola boca para hablar la mitad”


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